Incluso ante la noche más oscura,
podemos encender un mísero fósforo e iluminar la calle.
Ante el dolor más profundo,
podemos confortar con un gesto, una palabra.
Cerca del final, podemos encontrar nuestro comienzo ...
Y cuando todo parece imposible,
nos resta el encuentro divino con la fe,
donde Dios, que habita en nosotros, responde:
Hijo, Estoy aquí,
Yo soy el Amor.
Dos opciones, siempre.
¡Que el amor sea siempre su primera elección!
(Texto de Pablo Roberto Gaefke)
Un fuerte abrazo y una noche super bendecida a todos.
Alegría, salud abundancia
"Sé un donante de la sangre: ¡la vida agradece!"